El Procurador General de la Nación, Fernando Carrillo Flórez, destacó el papel de los líderes sociales como el activo más importante que tiene la democracia y la reforma social en Colombia, y pidió que la presencia de la fuerza pública en los territorios más apartados del país esté acompañada de inversión social.
En la clausura de la Escuela de Youtubers para Líderes Sociales, el jefe del Ministerio Público enfatizó en la importancia de la innovación y la creatividad en la protección de los defensores de derechos humanos, y advirtió que las fórmulas tradicionales han demostrado ser insuficientes.
Agregó que, a través de las redes, la digitalización, la innovación y la creatividad el país debe dar el paso para dejar atrás los capítulos oscuros en la historia de Colombia.
Carrillo Flórez destacó el proyecto que dirige el periodista Daniel Samper Ospina, con apoyo de USAID Colombia, el Programa de Alianza para la Reconciliación (ACDI/VOCA) y la campaña Lidera La Vida de la Procuraduría General, la Defensoría del Pueblo, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), la Consultora para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES), Afrodes, Pastoral Social, la Organización Nacional Indígena de Colombia, el Espectador y Caracol Televisión.
“La idea de la Escuela de Youtubers representa un paso hacia adelante. La creatividad y la innovación marcan indiscutiblemente la diferencia (…) Con esta iniciativa se está reconstruyendo el tejido social deteriorado por el conflicto, por la violencia, por la desigualdad”.
Para el Procurador General “los líderes sociales son las voces que vigilan el poder, que van en contra de la desigualdad, de la inequidad, de la discriminación, de la injusticia y la violencia que se vive en los territorios de Colombia”.
Precisó Carrillo Flórez que la estigmatización sigue siendo la cuota inicial de atentados y asesinatos de líderes sociales y defensores de derechos humanos, y que se necesitan mecanismos novedosos para apoyar a quienes buscan la defensa de los derechos de los ciudadanos en los territorios, y sin que las nuevas generaciones tengan que verse expuestas al doloroso “conteo de cadáveres» que ha padecido el país.
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